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sábado, 14 de noviembre de 2020

LOS MICRORRELATOS DE HOY

 


HOY: DOS MICRORRELATOS DE BETINA GROSMAN




NOSTALGIAS DE LLUVIA (*)


Un paraguas liso y formal acompañaba siempre al profesor de matemáticas. Si ese día el sol se adueñaba del cielo, el paraguas se quedaba quieto  como en penitencia, escuchando la lección. ¡Hasta lo oíamos roncar! Pero si era una de esas mañanas húmedas, en las cuales el aire se ponía pegajoso, él estaba alerta, como un jugador a punto de largar la competencia. Y cuando la lluvia mojaba los cristales y su melodía se hacía escuchar en todos los rincones de la escuela, el paraguas daba más giros que Jorge Donn bailando el Bolero de Ravel. El profesor llegaba a enojarse y lo retaba porque era tan contagiosa su alegría, que hasta las paralelas del Teorema de Thales danzaban en el pizarrón.      







LA MAGIA


Romualdo había comprado una calabaza en el mercado. La subió a su balcón. Pronunció catorce palabras mágicas y la calabaza se transformó en un helicóptero. Pero Romualdo no tenía a mano un ratón para convertirlo en piloto y el helicóptero se estrelló contra un poste apenas llegó a la esquina. Pasada la medianoche, se hizo puré.     




(*) Este relato obtuvo el primer premio en el Concurso Nacional de microrrelatos para adolescentes de la Academia de Literatura Infantil y Juvenil (Alij), con su trabajo “Nostalgia de la lluvia”, que firmó con el seudónimo “Athena”.

sábado, 15 de agosto de 2020

EL MICRORRELATO DE HOY

 


LO QUE QUEDÓ


Por Luis Eduardo Ferrarassi (*)






Solo el viento sopla, cerrando y abriendo y cerrando y abriendo las puertas de los autos abandonados, haciendo parecer que las personas salen en sus coches para ir al trabajo o de compras. Sólo el viento sopla y mueve los árboles, haciendo entrechocar sus ramas que suenan a aplausos, pasos y el arrastrar de pies de niños caminando a la escuela. Solo el viento sopla, haciendo que sus soplidos suenen a susurros y charlas de vecinos que se encuentran en viejas despensas. Solo el viento sopla, haciendo que cadenas oxidadas se rocen y las desvencijadas hamacas se bamboleen, haciendo que antiguas plazas se llenen de una penumbrosa alegría. Solo el viento sopla, moviendo cajas y botellas y latas y bolsas de basura, haciendo que esos molestos perros abandonados vuelvan a las calles a husmear y buscar algo qué comer. Solo el viento sopla. Solo el viento es la única vida.





(*) Escritor de Río Gallegos. Este micro-relato fue tomado de su libro “La ciudad, después…” (Edición digital del autor, Río Gallegos, 2020).


lunes, 28 de octubre de 2019

LOS MICRORRELATOS DE HOY


En el marco del taller de Narrativa (3ra edición) que coordina el escritor riogalleguense Luis Ferrarassi, se trabajó sobre el micro relato. Aquí publicamos tres de ellos.





LA PEQUEÑA AMORFA
Por Raúl Bocanegra

Ella nació fluyendo de un recipiente al caer del borde. Al principio, nadie la reconocía porque la pobrecita no tenía una forma definida; pero, a medida que se iba acercando al suelo, la resistencia del aire contribuía a individualizarla, achatando sus extremidades inferiores y adquiriendo una forma icónica. 
Al impactar en el piso, su composición se dispersa formando varias porciones de sustancias líquidas, volviendo, aquella gota de agua, a perder su identidad tan ansiada.




TÁCTICA DE CONTIENDA

Por Joaquín Paván


Estaban ambos reyes detrás de sus leales tropas; expectantes a la movida del otro, era la calma antes de la tempestad.
De esa batalla solo quedaría un rey en pie.
La caballería del rey Jorge se adelantó y la respuesta no se hizo esperar.
La batalla dejó cientos de heridos y muertos, al final el rey Jorge quedó aislado de su legión, a merced de su muerte, se rindió y dejó caer su última pieza.
El rey Ezequiel se alzó victorioso y reinó hasta que el tablero se volvió a acomodar.
Una nueva partida empieza.






BENSON

Por Carlos E. Arenillas


Benson se levantó a las tres de la mañana después de escuchar durante dos minutos el sonido de su reloj despertador. Tardó algunos segundos en darse cuenta de que se encontraba en la habitación del hotel Finnis Inn en Cardiff, la capital de Gales. Se levantó y cruzó la habitación rumbo al baño, se lavó la cara y los dientes. Abrió su vieja maleta de cuero y eligió con esmero su ropa. Chequeó la pequeña habitación para cerciorarse que no se olvidaba nada y partió rumbo a la recepción a cancelar su noche de hotel. Al llegar, hizo sonar el llamador dos veces sin respuesta. Dejó sobre el mostrador las quince libras. Caminó las siete cuadras que había hasta la estación de trenes con gran inquietud, su prometida Mary estaba a solo unas horas de distancia, su corazón latía presuroso. Al llegar a la estación la encontró vacía, una serie de luces de color ocre apenas iluminaba la boletería, los andenes y las vías. Fue a sentarse en un banco. Como todavía faltaba casi una hora para que viniera el tren se puso a leer un libro. Se olvidó del mundo hasta que, una ráfaga de viento muy fría llegó a su cara y lo interrumpió. Inquieto, levantó la vista, pero no vio casi nada, solo papeles y hojas transportados por el viento cruzaban la vía haciendo un extraño sonido. Comenzó a sentirse raro, sus manos transpiraban, su cabeza se llenaba de oscuras premoniciones. De repente, cuatro poderosos reflectores de luz se encendieron sobre el andén y lo enceguecieron, se frotó los ojos varias veces y apenas pudo ver cómo dos hombres de blanco muy fornidos se acercaban a él, lo levantaban y se lo llevaban, quiso resistir, pero se agotó en el intento. Los hombres de blanco le hablaron al oído con cierta dulzura: 
-¿Otra vez Benson te escapaste al patio? ¿Qué vamos a hacer con vos? Ahora vas derecho a tu habitación, te tomas las pastillas y luego a desayunar ¡eh! Nada de volver a escaparte, pillo.



sábado, 30 de marzo de 2019

EL MICRORRELATO DE HOY



BRILLA LO QUE NO EXISTE

Por Cristian Aliaga (*)



Nos guían en la ruta como espejos, estrellas que han existido; pero apenas son reflejos, astillas, vidrios, trozos de metales, ventanas esparcidas que el ojo no divisa. Son estrellas, entonces, aún guardan el brillo de lo que han sido antes de la destrucción. Pedazos de chapa que fueron techo para cobijar a quienes han muerto o huido, hierro retorcido que era una torre para medir, aspas de molino que se destruyeron antes de que el agua apareciera. Fragmentos de botella de las que bebían con avidez en el desierto, vehículos descalabrados sobre caminos que taparon los arbustos. Brillan a nuestro costado, al frente y atrás de nuestra ruta como si en el reflejo de cada objeto desahuciado viviera el ánima que siempre ha de precedernos. El ánima de lo que existe o no, es lo mismo.
(Puerto Santa Cruz)



(*) Escritor chubutense. El texto es de su libro “Música desconocida para viajes” (Instituto Movilizador de fondos Cooperativos, Buenos Aires, 2009)


martes, 26 de febrero de 2019

LOS MICRORRELATOS DE HOY




DOS MICROCUENTOS

Por Pablo Lautaro (*)




PARADOJA


El niño subió al árbol de la vereda por el costado menos denso.
Ya sobre la copa, meditaba en silencio lo que su madre siempre le decía: Pretender que vos hagas algo bien es como pedirle peras al olmo. Su vista quedó perdida mirando un pequeño fruto que luego tomó con una de sus manos y la noche lo sorprendió sin más remedio, hasta que la voz de su hermano mayor lo sacó del letargo. Benjamín, bajá que mamá te busca. Minutos más tarde y frente a su madre, con cierta emoción, tomó de uno de sus bolsillos la evaluación de Lengua. Había sacado diez. El silencio reinó entre ambos y antes que ella pronuncie palabra alguna, del otro bolsillo sacó una pera.


EMBELESADOS


La música le atraviesa los tejidos, penetra hasta los órganos, recorre serpenteante cada laberinto, se instala en su cuerpo. Bailarín de estirpe, coquetea con el movimiento, exterioriza en el rostro huraño, lo que los ojos inertes capturan a través del oído.
Los dedos en la espalda de la compañera marcan el compás, transmiten en una oscilación todos los sentidos. La sugestión puede a la timidez y sus cuerpos transforman las notas del dos por cuatro.
Sus almas encuentran en la danza la cercanía necesaria para silenciar la sala. “Por una cabeza” los invade y sus soledades sucumben seducidas.




(*) Escritor neuquino. Textos tomados de su libro “Alumbrado Nostalgias” (Editorial Dicit, Neuquén, 2017)



lunes, 4 de febrero de 2019

EL MICRORRELATO DE HOY




ARENAS ROJAS (*)


Por Ángela Barrera






“Cuenta tu historia”, me pidió con voz tenue mientras seguía mirando el cielo.
Su cuerpito flacucho estaba casi hundido en su totalidad en el suelo de arenas rojas. Ese viento tibio que los había abrigado, como una manta por mucho tiempo, se iba calmando y la noche se hacía cargo de pasar a la página siguiente.
Hoy sería igual que ayer, antes de ayer y antes, antes, antes de ayer.
-¿Cuántos días llevábamos ahí? Ya perdí la cuenta. Y las estrellas… ¿con qué imágenes nos sorprenderían esta noche?
¡Sus movimientos! ¡Ah, esos sí que eran fantásticos! Se superponían figuras colosales, brillantes, parecían millones de hadas danzando sin parar. Dibujaban mundos de luz.
Pero hoy era distinto. Hoy yo tenía que contar una historia.
Me tendí a su lado, cerré mis ojos y empecé a escudriñar en mis pensamientos. Algo tenía que encontrar, me dije.
Iban y venían personajes, ideas de todo tipo, todo se agolpaba para salir.
Percepciones internas y externas, se adueñaban de mi mente y de mi cuerpo…
¿De mi cuerpo?
El viento sopló más fuerte llevándose lo que quedaba de mí.





(*) Relato presentado por el escritor santacruceño Luis Ferrarassi, un frecuente colaborador de Literasur. Desde el taller de Iniciación a la Narrativa que brinda en el Instituto del Sindicato de Empleados de Comercio de Río Gallegos el escritor Luis Ferrarassi, frecuente colaborador de “Literasur”, se dio como consigna a los cursantes mirar esta imagen durante breves segundos. Como una piedra cayendo en un estanque, esta imagen mueve ondas en el cerebro y hace sentir cosas diversas a quien la observa. Este relato de Ángela Barrera es el resultado.

sábado, 5 de enero de 2019

EL MICRORRELATO DE HOY





MOMENTOS

Por Mónica C. Avendaño (*)




Fui a hacer un trámite a una entidad pública. Me gusta observar lo que pasa alrededor. Había una demora importante en la atención. Esperaba mucha gente de distintas edades y condiciones.  Todos estaban con caras adustas, incómodos por la tardanza. Se quejaban. Una joven entregó su celular al niño que la acompañaba, y él dejó de gimotear. Otra pequeña se asomaba detrás de su madre con ojos muy curiosos. Seguía ingresando gente. Cada vez se notaba más el malhumor que generaba la espera. Llegó una señora con su hija de unos cinco años, disfrazada con una larga pollera de colores. No bien entró acaparó la atención de la otra niña. Se miraron, se sonrieron y, como en un acuerdo sobreentendido, comenzaron a perseguirse mientras soltaban carcajadas. Invitaron al niño del celular, con la misma mirada con que ellas se entendieron,  pero él ni se dio cuenta. Ellas siguieron riendo. Nos hacíamos a un lado para facilitar su juego. Participábamos en él sin ser conscientes. La mayoría de los rostros se suavizaron. El tiempo dejó de ser importante. Estirábamos las manos para acariciar las cabezas de las pequeñas que pasaban corriendo. Las respectivas mamás les pedían juicio en el comportamiento. “Molestan a la gente”, dijeron. Decidieron que las niñas continuaran jugando en el jardín cerrado, que precede al ingreso del salón donde estábamos. Ellas obedecieron sin oponerse. De golpe todo cambió. Volvieron las caras ceñudas, los murmullos quejosos, las manifestaciones de disgustos, las miradas al reloj en forma permanente. Sólo el niño con el celular se mantuvo igual, pendiente de la pantalla. Nunca sabría que tuvimos un momento de frescura, un oasis de placer que nos brindó el juego milenario y cándido de dos inocentes, en el que podría haber participado. 



(*) La autora vive en Playa Unión (Chubut)

martes, 27 de noviembre de 2018

EL MICRORRELATO DE HOY





POLVO MOJADO (PLAYA MAGAGNA)

Por Cristian Aliaga (*)





Una tras otra, las playas abandonadas por aquello que la civilización llama turismo contienen lo elemental para vivir o morir de hambre. Variadas maneras de enfrentar lo inevitable, la soledad, bajo las mareas que sacuden la seguridad, el confort que no existe sobre la arena pelada, polvo mojado que traerá desazón para los débiles, orgullo para quienes sean capaces de oler el poniente sin más fe que su propia cáscara. Lejos del Trópico, las manos del agua imponen respeto y furor por la luna nueva, los roqueríos donde anida el pájaro que alcanzará a vernos morir, la inevitable sonoridad del grillo que anuncia gracia y sobrevivirá a la tempestad. No vendrán ladrones hasta aquí, serían devorados por la desesperación, pero estamos nosotros, ladrones de fuego escaldados por el incendio de las ciudades. Seremos robados por nuestra propia pasión.

(En la casa del poeta Debrik Ankudovich)



(*) Escritor chubutense. Este texto es de su libro “Música desconocida para viajes” (Ediciones “Desde la Gente”Cruz del Sur, Buenos Aires, 2009).


sábado, 20 de octubre de 2018

EL MICRORRELATO DE HOY





NAVIDAD

Por Luisa Luzietti (*)




Inclinada en la pileta, cuidando el aseo, vuelve un sonido al oído: "tiene que quedar todo limpio".
Protegido está el pan dulce levando, tantas navidades han transcurrido…
Las tradiciones hay que conservarlas, no importa el arduo trabajo para su preparación, es hermoso un buen bocado para festejar.
Seguro que no hay nada igual que transmita tanto amor como el familiar.
Ya vuelven los retoños de estudiar, a saludar a la abuela.
Una agradable sensación es preparar algo distinto para comer.
¿Por qué será?
¡Lo que se prepara en casa tiene otro sabor!
Lo que la abuela hace, bien está.
¡Lasagna con salsa bolognesa, capeletti con salsa o con caldo de gallina criada en libertad!
¡¡¡Qué buenos son!!!
Todo es bueno, ¡viva la Navidad!
Asado, lechón, cordero, pollo, pavo y canelones en cantidad,
¡¡todo listo para compartir en armonía, paz y libertad!!




(*) Escritora de Trelew.


miércoles, 19 de septiembre de 2018

EL MICRORRELATO DE HOY




RELACIÓN INCONDICIONAL

Por Luis Alberto Jones


Ahí estaban, sentados en un escalón de la vidriera. Parecían ajenos a lo que transcurría alrededor. Gente que corría en un día de lluvia. Autos y colectivos luchando por llegar a su destino, todos librando su batalla diaria en la guerra de la vida. El perro estaba calmo, quizás esperando que el dueño decidiera seguir, y su porte era de orgullo por su único capital: la correa verde, como lo era la bolsa para el deambulante. Todo lo que tenían cada uno, lo único. Pero por sobretodo creo que se sentía orgulloso porque tenía un compañero de vida. Nunca, seguramente, había sabido si comer todos los días era natural, como tampoco el pasar frío por las noches, pero esto último no le importaba tanto porque cada uno era frazada del otro. Su impronta era expectante. Había agradecimiento por ese nuevo día juntos, también mucha atención hacia quiénes los rodeaban, porque para eso también estaba, siempre listo para defender a su amo de todo y de todos. La gente circulaba apresurada por el mal tiempo indiferente al dúo. Quizás muchos anhelaban tener alguien en sus vidas que los amara por ellos mismos y no por lo que tenían. Pero claro, vivían su mundo, ajenos, totalmente ajenos al hombre y al perro. Ellos, en tanto, se aceptaban con lo poco que tenían cada uno, disfrutando de lo más valioso con que contaban en su otro mundo: la amistad.

sábado, 25 de agosto de 2018

EL MICRORRELATO DE HOY



FINITUD

Por Susana Beatriz Arcilla



Atraviesas el espacio ignoto lentamente, con cadenas que toman tus tobillos. Vas siendo despojado de tus movimientos y pensamientos cotidianos. Es un pasillo de neblina amarillenta. Apenas puedes avanzar con una lámpara herrumbrada. Tu brazo ya no la puede sostener. Y vas perdiendo las creencias y los valores más atávicos. Un sopor se hace cargo de todos tus comandos. Cuando te quieres, apenas, rebelar, ya estás atrapado en un tiempo ajeno que te aliena. Ya estás embriagado, fuera de ti. Y te han atrapado para siempre… Ahora viene la muerte, disfrazada de dorado glamour, que te toma para llevarte a otro pasillo. La puedes ver y tocar, no es la parca negra y desdentada con el tridente filoso. Es una musa que te seduce. Ya estás en un angosto camino, te escoltan por viejos ladrillos mal revocados. Sientes que estás bajando hacia el centro mismo de la Tierra… Ya no sos, tampoco los tuyos son… 


domingo, 21 de agosto de 2016

EL MICRORRELATO DE HOY




PÁJARO ESTRELLA

Por Jorge Luis Fernández (*)



Es de noche. No hay nadie en casa, estoy solo.
Un pájaro estrella se ha pegado al vidrio de la ventana con sus patitas ventosas. Pareciera querer entrar porque picotea sin cesar, pero lamentablemente no puedo permitirlo porque me volvería loco.
Ya casi es medianoche y el pico del pájaro estrella sangra, sus ojitos titilan cada vez con más fuerza.
Desgraciadamente no puedo hacer nada más que dejar abiertos los postigos porque cualquier otro intento lo mataría inmediatamente.
Me quedaría observándolo pero me está venciendo el sueño. Quizá en estas horas que nos separan de la madrugada recupere la energía y pueda volver a ocupar su lugar en el cielo o bien se deshaga como una estrella fugaz.





(*) Escritor chubutense. Nacido en Allen (Río Negro) actualmente vive en Esquel. Ha publicado, entre otros títulos, "Revelaciones de amor" (poemas), "Días especiales" (relatos), "Amor obsesivo" (poemas), "Lunes" (pensamientos y reflexiones). El presente relato pertenece a su obra “Pájaro estrella" (relatos),  ED. UHF, Esquel, 2004.

martes, 31 de mayo de 2016

LOS MICRORRELATOS DE HOY




RELATOS BREVES

Por Pablo Lautaro (*)


De “Retratos de mitos y mitologías”:



ANSIEDAD

La orden fue precisa, camina delante de ella y no gires para mirarla hasta que estés fuera del inframundo. Orfeo obedeció y aunque los peligros acecharon no se dio vuelta.
Pero la ansiedad lo superó y creyendo estar fuera volvió la mirada para ver el hermoso rostro de su amada. No advirtió que las sombras todavía cubrían parte de los pies de Ella. Eurídice se desintegró sin más posibilidad de regreso… esto habría cambiado si  hubiera existido el espejo.


HAZAÑA

La incansable Penélope sigue tejiendo a través del tiempo.
Los pretendientes también esperan quien sabe qué.
En otros territorios Odiseo seguirá conquistando mujeres. Por último luchará en Troya…luego, regresará a matar a los pretendientes.


De “Retratos sobre misterios”:


TRANSEÚNTE

El joven dijo al policía: esas no son mis pertenencias. Le contó también que la vidriera estaba rota, que la luna salió de ella, que una silueta extraña le preguntó si le podía cuidar esas cosas. Dijo además no pertenecer a ese lugar, que estaba dando vueltas porque alguien le avisó que frente al museo, justo en la esquina, llegaría la nave. Esa que lo llevaría a casa.
Minutos después una luz potente encandiló al agente, quien no logró salir del asombro, quien no pudo convencer a sus superiores de la veracidad de esa historia. Motivo por el cual fue detenido y puesto a disposición de la justicia. Ahora espera sentencia y jura ser inocente aunque es el único imputado del robo a la joyería… Los diamantes no aparecen.



(*) Escritor neuquino. Mail: pablolautaroescritor@yahoo.com.ar. Estos microrrelatos se tomaron de su libro “Retratos” (2007).



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sábado, 2 de abril de 2016

LOS MICRORRELATOS DE HOY




MICRORRELATOS

Por Ana Elisa Medina (*)



PRESENCIA

Atrapada en nostalgias, tiempos idos, irrecuperables. Cómo desearía tenerlos hoy otra vez niños a mis hijos ya adultos.
Desandar los errores, curar las heridas, que todavía duelen en el alma joven. Labriegos días pasaron y todavía persisten en calma soledad sin amor. Toda entrega fue vana en este caminar caminado, hipotecado.
Las manos vacías, aire limitado en doliente corazón.


COMPAÑÍA


En las noches de invierno solía salir a pasear por la costanera. Buscaba algo, un no sé qué de nostalgia de barcos. Cuando tenía frío volvía a su hogar pensando en antiguos viajes pero sus piernas ya no le soportaban el peso de los años.
Se derrumbaba en el sillón, tomaba unos mates mientras miraba la tele. A su lado en silencio la compañera de toda la vida le enrulaba el pelo.
La pasión se fue yendo de a poco con los años, pero quedaba la tibieza de estar juntos para seguir sobreviviendo la vida que cada vez era más difícil.
Los sueños de juventud se hicieron realidad y algunos, muy pocos quedaron en el camino, y por ellos seguían vivos.



(*) Escritora de Río Gallegos. Estos relatos están tomados de la antología “Santa Cruz. Sus escritores de fin de siglo” (Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santa Cruz, Río Gallegos, 2005).


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miércoles, 23 de diciembre de 2015

EL MICRORRELATO DE HOY



LA PIEDRA

Por Carlos Dante Ferrari


     Estuvo en ese paraje desde el comienzo de los siglos. Formaba parte de una roca inmensa en la montaña. Luego vino aquel cataclismo provocado por la caída de un cuerpo celeste que sacudió la tierra, abriendo un foso de casi dos kilómetros de diámetro. La roca se dispersó en miles de fragmentos que rodaron por las laderas hasta la cuenca del nuevo valle.

      Muchos milenios transcurrieron desde entonces. Un río cruzaba ahora el collado y las piedras se pulían lentamente, arrastradas por su lecho. Eran días de guerra. Cierta mañana un joven la escogió en la orilla, junto a otras cuatro piedras lisas, para enfrentar al gigante. Cuando se halló frente a él, la extrajo de la bolsa para colocarla en la honda, apuntó y la lanzó con toda su fuerza. El proyectil hendió la frente del energúmeno causándole la muerte.

      La piedra justiciera rodó por el suelo y allí permanece aún, oculta en las pasturas. Está intacta. Sólo la sangre de Goliat ya se ha desvanecido, lavada por las lluvias y el tiempo.



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jueves, 26 de noviembre de 2015

EL MICRORRELATO DE HOY





EPITAFIO

Por Gonzalo Salesky (*)


Cuando supo que se acercaba la hora, se decidió a escribir su epitafio. Para ser recordado en el lugar donde vivió siempre, para plasmar algún pensamiento agradable o simplemente para despedirse. Quería dejar algo. Lo necesitaba. Como una especie de consuelo ante su inminente partida.
No sabía qué le esperaba allí, del otro lado. Por más leyendas o historias que supiera, lo aterraba el hecho de comenzar su último viaje sin saber el destino. 
Al fin tuvo la frase exacta entre sus labios y sólo en ese momento sintió que podía partir. Tranquilo, ligero de equipaje y sin cuentas pendientes. Cerró los ojos, y luego de esos nueve meses que le parecieron eternos, nació



(*) Escritor de Córdoba, de raíces familiares patagónicas. Este micro-relato resultó finalista del I Premio Nacional de Narrativa Breve “Villa de Madrid” (España).


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lunes, 26 de agosto de 2013

EL MICRORRELATO DE HOY





ARISTÓBULO EN LA ERGÁSTULA DE CLÍPOLIS 

(un suplicio esdrújulo) 



Por Carlos Dante Ferrari 






Apaleado, yace ahora Aristóbulo sufriente en el cubículo sombrío. Incrédulo, aún no sale de su asombro ni da crédito a su insólito sino. Lo ha traicionado nada menos que Pífano, su más estólido discípulo. Un pánfilo, un cretino. El muy idiota le reveló al Tribuno el vicio más recóndito de su ínclito mentor: espiar a las vírgenes amantes del Dómino cuando toman sus baños matutinos. Enterado enseguida, de un solo golpe el Edecán del Séquito le ha roto la mandíbula. Después lo ha mutilado. Estúpido se siente el prisionero por haber desoído a la Sibila, aquella del Oráculo de Dódona, en Epiro. Ella le había anunciado cuál sería su trágico destino, de persistir con ese hábito furtivo. Sin embargo fue un crápula, un tonto pervertido, y aquí paga en desgracia la mísera lujuria que lo ha poseído. Revuélcase Aristóbulo en el piso, muy lívido de furia, a más de adolorido. Hasta el alma le escuecen los cáusticos martirios. Y lo que más le duele son los tétricos cuencos, cegados para siempre; los párpados inútiles, las resecas carúnculas de sus ojos perdidos. 



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